El visir al-Azraq fue, sin ninguna duda, el más audaz enemigo al que se enfrentó Jaume I. Lo reconoce el propio rey en su Crónica, y así lo corroboran también los más de quince años que el Conquistador tardó en desterrarlo de la Montaña, su tierra. Tan feroz fue la defensa que los andalusíes hicieron del territorio, que incluso la vida del Conquistador quedó en manos de la Providencia cuando al-Azraq y sus hombres le emboscaron mientras cabalgaba de noche al castillo de Rugat. Conspiraciones, batallas, engaños, asedios, asaltos, revueltas, celadas, treguas, escaramuzas, traiciones y un pacto firmado y roto por la fuerza de las armas marcarían a fuego una relación que acabaría con el valiente sarraceno traicionado a golpe de soborno, exiliado para siempre de los que fueron sus dominios. O eso parecía, porque tras dieciocho años de destierro los destinos de visir y rey aún se habrían de cruzar, heroicamente, a las puertas de la muerte.

Al-Azraq. La pesadilla de Jaume I es una novela gráfica que recrea los últimos años de al-Ándalus oriental, los escenarios de la Montaña donde, a mediados del siglo XIII, andalusíes y feudales dirimieron sus diferencias. Los paisajes, las fortificaciones y la guerra tomarán el protagonismo visual que la lectura de la novela Al-Azraq el Blau, de Just I. Sellés, sugirió al ilustrador Daniel Olmo.

Con el propósito de reinterpretar la invasión feudal de la Montaña, Al-Azraq. La pesadilla de Jaime I enarbola el estandarte de la media luna y concede la palabra al vencido para que el relato fluya en primera persona, libre, directo, visceral, por boca de quien sufrió en sus carnes el genocidio andalusí del Conquistador.